
Fuentes oficiales admiten que se barajan sedes provinciales para instalar las plantas del proceso de termovalorización, pero dijeron que el complejo de Ensenada no está en la lista. Aseguran que La Plata mantendrá el modelo de tratamiento mecánico-biológico.
Por Francisco Lagomarsino
La reciente anulación, por parte de la Legislatura porteña, de las normas que impedían incinerar basura como método de disposición final en ese territorio, encendió de inmediato una dura polémica entre los defensores de la “termovalorización” -quema de residuos para generar energía- y los ambientalistas y cartoneros -que rechazan la estrategia por “contaminante” y “anacrónica”. Una de las cajas de resonancia de la disputa fue nuestra región, que alberga uno de los mayores rellenos sanitarios del país y una planta de reciclado en plena puesta a punto. En este sentido, fuentes oficiales admitieron que si bien se barajan diferentes emplazamientos posibles en la Provincia para estas “quemas controladas”, el complejo de Ensenada no figura en la lista.
Días atrás, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires decidió reabrir una puerta cerrada desde 1976: la de la incineración de basura como método de saneamiento. Impulsado por el gobierno porteño, se aprobó un texto que avala la “combustión de residuos sólidos en hornos controlados”. Esto implica que, para el estupor y el enojo de organizaciones de defensa del medio ambiente y agrupaciones de “recicladores urbanos”, se podrán convertir en cenizas los desechos no reciclables, con el objetivo de producir electricidad.
Una parte sustancial de las más de 6.500 toneladas de residuos que generan los habitantes de la capital federal podrá ser quemada. “La valorización energética permite que mediante un proceso de combustión controlado y monitoreado se convierta la energía térmica en eléctrica, para ser inyectada en la red domiciliaria” explicaron los promotores de la medida, citando como ejemplos a ciudades europeas como París, Viena y Amsterdam.
TRES PLANTAS
Según trascendió, serían tres las plantas que iniciarían este modelo: una en la capital -en Villa Riachuelo, adyacente con el autódromo-, y dos en el Gran Buenos Aires, una hacia el norte del conglomerado urbano y otra hacia el sur, lo que abrió el juego a las especulaciones que apuntan a Ensenada. Desde Coordinación Ecológica Área Metropolitana (CEAMSE), la sociedad estatal que maneja la disposición final de basura en la capital federal y el Gran Buenos Aires, se admitió que “todavía no hay un panorama definido acerca de la energía térmica, ya que la decisión de la Legislatura de CABA es muy reciente”. Y se aseguró que “La Plata va a continuar con el mismo proyecto de TMB que está avanzando”.
En el mismo sentido, también se descartó de plano la chance de que basura de la Provincia viaje a la capital federal, dada la alta demanda de combustible que tienen los hornos de termovalorización. Y fuentes vinculadas con el Organismo Provincial de Desarrollo Sostenible (OPDS), que tiene a su cargo el contralor de los procesos de disposición final de basura, descartaron que las mega-quemas puedan desembarcar en estas latitudes, aunque se aclaró que “no existe ninguna restricción legal o prohibición” para usar ese método en suelo bonaerense.
Hace mas de una década, concretamente en 2006, la Legislatura provincial sancionó la Ley 13.592 de “Gestión Integral de Residuos Sólidos Urbanos”, entendiendo a éstos como “aquellos elementos, objetos o sustancias generados y desechados producto de actividades realizadas en los núcleos urbanos y rurales, comprendiendo aquellos cuyo origen sea doméstico, comercial, institucional, asistencial e industrial no especial”.
La norma facultó al Poder Ejecutivo a fijar la ubicación de “polos ambientales” -futuras plantas de tratamiento y disposición de la basura-, y emplazó a los municipios para que diseñaran planes de manejo y minimización de la basura que generan. Además, otorgó amplias potestades a la máxima autoridad ambiental de la Provincia, hoy denominada OPDS, para fiscalizar el cumplimiento de los objetivos y fijará pautas técnicas y metodológicas para “la ubicación, diseño, operación, cierre y post-cierre de los sitios de disposición final”.
Entre las conductas a estimular, o “lineamientos” enumerados en la reglamentación de la ley, se contaron “la instalación de nueva infraestructura vinculada a la gestión integral”; “la erradicación de basurales, que contemplará la clausura y saneamiento de los basurales a cielo abierto existentes”; “la valorización y la reducción gradual de los residuos destinados a disposición final, contemplando la implementación progresiva de la separación en origen”; y “la incorporación al sistema de gestión integral de los circuitos informales de recolección y recuperación de residuos”.
Doce años después, poco se ha avanzado en estos mecanismos. La flamante planta de tratamiento mecánico-biológico inaugurada a fines del año pasado camino a Ensenada es uno de los contados emprendimientos que apuntan a procesos “amigables” con el medio ambiente. Pero un estudio reciente de la Defensoría del Pueblo reveló que en más de 70 distritos de la Provincia existen basurales a cielo abierto, y que en casi todos se quema la basura, con alarmantes consecuencias en materia de emisiones contaminantes a la atmósfera.
COMO SON LAS “MEGA-QUEMAS”
En las plantas de “valorización térmica” de la basura, la electricidad es generada por vapor. Los desechos no reciclables son descargados masivamente en hornos cerrados, donde se los hace entrar en combustión a alta temperatura -pueden consumirse treinta toneladas o más en sólo una hora-; con esto se calienta una masa de agua que, convertida en vapor, hace girar una turbina conectada con un alternador que genera electricidad.
Una vez cumplido su ciclo, el vapor es condensado, y el agua resultante se vuelve a usar. Las cenizas de los residuos son recolectadas, filtradas para eliminar compuestos tóxicos, y enterradas en rellenos sanitarios. Los gases también son tratados y filtrados antes de liberarse a través de chimeneas de gran altura.
EL PROCESO REGIONAL
En lugar de ser quemada, la basura que llegue a la planta de Tratamiento Mecánico Biológico que se halla funcionando en su etapa piloto en diagonal 74 y arroyo El Gato será recuperada en un sesenta por ciento. Y el resto será enfardado para rellenar canteras. Al menos esa es la intención de CEAMSE, que opera las instalaciones erigidas por la firma Arx Arcillex para procesar las 900 toneladas de basura domiciliaria que generan cada jornada La Plata, Ensenada, Berisso, Magdalena y Brandsen.
Allí, las bolsas de basura serán trituradas, su contenido separado por tamaño, y los fragmentos más pequeños sometidos a separación electromagnética para aglutinar materiales ferrosos. El resto, eminentemente orgánico, irá a naves de bioestabilización de las que saldrá apto para la cobertura de los estratos intermedios en rellenos sanitarios.
Los trozos mayores serán “pescados” y clasificados para aglutinar los reciclables (cartón, plástico, vidrio, tetra-brik). El resto quedará disponible para ser usado como potencial combustible en hornos industriales. Por último, la fracción que quede después de todos estos filtros se considerará “material rechazado” y se compactará en fardos recubiertos herméticamente en varias capas de film plástico, para el relleno de cavas y canteras, de acuerdo con las pautas que autorice el OPDS.
Aquí también habrá una quema con fines energéticos: el gas metano producto de la descomposición de la basura enterrada será capturado y aprovechado para generar un fluido eléctrico equivalente al consumo diario de 35 mil personas.
Datos
308
mil toneladas de basura enviaron los platenses en 2017 al relleno sanitario de CEAMSE para su disposición final. La cifra rompió todo los récords y superó en un 10% a la generada durante 2016.
2.000
toneladas diarias es la capacidad de gestión de residuos estimada que tendrían las plantas de termovalorización que planean instalar. Se habla de tres sedes, una en capital federal y otras dos en territorio bonaerense para el tratamiento de la basura de CABA.
6.700
toneladas diarias de residuos gestiona en promedio la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Ahora podrá retornar a la incineración, sistema que fue prohibido por la entonces Municipalidad de Buenos Aires en 1976.
2.000
plantas de termovalorización de residuos están activas en el mundo, 500 de ellas ubicadas en Europa. Aseguran que el modelo predominante es el de explotación privada, aunque en algunos casos la gestión es estatal.
2028
ese año deberá dejar la capital federal de enviar materiales reciclaves o aprovechables para su disposición final en un relleno sanitario, según los plazos de la normativa aprobada esta semana. En cuanto a la basura enviada a disposición final proyectan una reducción gradual: las nuevas metas propuestas son “de un 50% para 2021, un 65% para 2025 y un 80% para 2030.