Muniboletin
18/03/15
El Día
Caminar la Ciudad es una carrera de obstáculos para discapacitados

La mamá de un nene con una discapacidad motriz pide que arreglen las veredas

 

Compartido por unos 1.600 usuarios, el reclamo de Sandra Llases, madre de dos niños, uno de ellos con una discapacidad motriz, se viralizó de inmediato. Para Facundo, su nene de 3 años, caminar unos metros hasta la entrada de su escuela - ubicada en 55 entre 12 y 13 - o acompañar a su mamá a hacer trámites a Arba, por caso, es toda una proeza: arreglándose con un andador hace malabares para no tropezar por las faltantes de baldosas de la vía pública. La mujer publicó un conjunto de fotos del chico tratando de avanzar en 45 entre 6 y 7 y adjuntó a las imágenes un pedido desesperado a las autoridades comunales para que se arreglen las veredas de la Ciudad.

“Este es mi hijito caminando mediante sus posibilidades por el centro de la ciudad de La Plata; fuimos esquivando veredas rotas de calle 45, 6 y 7, a 7 y 46, al Arba, a pagar la patente automotor”, comenzó contando en su muro de Facebook Sandra, de 44 años, y madre también de Agustina, de 5 años. “Mi hijito no maneja un auto sino un caminador para movilizarse por sus veredas, veredas de su ciudad. Me dolió en el alma como madre, obvio, verlo andar tratando de no caerse al tropezar con baldosas rotas”, agregó la vecina de Altos de San Lorenzo.

 

EL ESFUERZO PARA AVANZAR

 

“Facu” tuvo un ACV al nacer, y de ese episodio le quedó una secuela a raíz de la cual debe ayudarse con aparatos para caminar. Para estimularlo y lograr una mejora en su motricidad, asiste a un centro de rehabilitación y a clases de natación terapéutica. “Hacemos todo lo que está a nuestro alcance para que avance. Por eso me siento tan mal cuando lo veo tratando de caminar en veredas que son un desastre. Porque él poné toda la garra para salir adelante, pero le cuesta mucho”, dijo la madre del pequeño, una persona atenta a las barreras urbanas de la Ciudad que se le presentan a niños, jóvenes y adultos con discapacidades cuando salen a la calle. “Para llegar a la entrada del colegio María Auxiliadora, donde van mis hijos, hay que tener mucho cuidado con las baldosas levantadas por las raíces de los árboles”, agregó.

Sandra cree que tendría ser el Estado y no el frentista el que debiera mantener en buen estado las veredas. “Hay gente que puede pagarlas, sobre todo en las zonas céntricas, donde pasa tanta gente, chicos con discapacidades, personas mayores. Ahí las autoridades tendrían que hacerse cargo”, planteó la madre de “Facu”.

Según la ley provincial 10.592, que protege los derechos de las personas discapacitadas, el “Estado debe brindar los beneficios y estímulos que permitan neutralizar su discapacidad, teniendo en cuenta la situación psico - física, económica y social, y procurará eliminar las desventajas que impidan una adecuada integración familiar, social, cultural, económica, educacional y laboral”.

Las veredas platenses, se sabe, se encuentran desde hace muchos años, en un estado deplorable. Casi no hay cuadra de la Ciudad completa, con todas sus baldosas, y son muy pocas las que no presentan desniveles, piezas flojas o pozos. Ese deterioro urbano, es un peligro para los peatones, que están en constante riesgo de caída. Ni hablar lo que experimenta la gente con dificultades para movilizarse.

 

"SON INTRANSITABLES"

 

Desde Aprilp, su presidenta, Cecilia Bolech, calificó a las veredas platenses como “intransitables” y en ese sentido, la dirigente institucional remarcó que “no solamente lo son para las personas con discapacidades motrices sino también para los no videntes, los adultos mayores, y para los convencionales que por ahí no somos ágiles y tenemos problemas a la hora de caminar por la vía pública”.

La vereda de entrada a la sede de la tradicional entidad, en plaza Italia, tuvo que ser reparada por la institución. “Se nos caían los pacientes por el estado en que estaba”, subrayó.

Bolech destacó, asimismo, que las dificultades que encuentran los transeúntes son, también, por la ocupación de las veredas. “Hay lugares donde no pasa una silla de ruedas, un andador, un bastón”, concluyó.