Muniboletin
24/01/23
Perfil
El fenómeno La Niña llega a su fin, pero temen por la llegada de El Niño, con temperaturas nunca antes registradas

Aunque el evento climático que dejó con sequías a buena parte de Argentina está terminando, los expertos están preocupados por un fenómeno aun peor, que podría llevar a temperaturas récord y olas de calor sin precedentes.

 

Argentina viene sufriendo desde hace meses el fenómeno climático La Niña, que agravó las sequías en buena parte del país. Afortunadamente, el evento está cerca de llegar a su fin ya que semana a semana las condiciones del océano Pacífico tropical y la circulación atmosférica acoplada así lo demuestran.

 

Sin embargo, los expertos temen por la llegada de El Niño para la segunda mitad de 2023. Si esto sucede, las temperaturas promedio globales mostrarían naturalmente una suba, siendo muy probable que superen el umbral crítico de 1,5 °C de calentamiento respecto a los valores preindustriales.

 

Vale destacar que hasta el momento, el año que más calor se registró en la tierra fue el 2016 y en gran parte fue impulsado por el evento El Ñino.

 

De antemano, todo hace pensar que este año será más caluroso que el 2022, incluso con la chance de ser el quinto o sexto más caluroso registrado, según calculan los especialistas. Si El Niño ocurriera finalmente, hacia el final de este año, considerando que su efecto de calentamiento tarda meses en sentirse, es mucho más probable que el 2024 sea el que establezca un nuevo récord de temperatura global.

 

Las consecuencias de El Niño

Si al calentamiento global provocado por los gases de efecto invernadero, que elevaron la temperatura global promedio en alrededor de 1,2 °C hasta la fecha, se le suma el fenómeno de El Niño las consecuencias pueden ser importantes. "Es muy probable que el próximo gran El Niño nos lleve a más de 1,5 °C", sostuvo el profesor Adam Scaife, jefe de predicción a largo plazo de la Oficina Meteorológica del Reino Unido, en declaraciones a The Guardian.

 

El experto añadió: “Sabemos que con el cambio climático, los impactos de los eventos de El Niño van a ser más fuertes, y eso hay que sumarle los efectos del cambio climático en sí, que está creciendo todo el tiempo. Por la sumatoria de ambos fenómenos, es probable que veamos olas de calor sin precedentes durante el próximo El Niño”.

 

Confirman que "La Niña", con sequía y altas temperaturas, se extenderá hasta marzo

La condición climática “La Niña”, caracterizada por escasez hídrica y elevadas temperaturas (que en algunos casos alcanzan récords en algunas zonas del país) se mantendrá hasta marzo, estimó el Centro de Investigaciones de Recursos Naturales (CIRN) del INTA Castelar, en la provincia de Buenos Aires.

 

Pablo Mercuri, director del CIRN del INTA Castelar afirmó confirmó que “estamos frente a la presencia de un segundo año consecutivo con un fenómeno climático La Niña”.

 

Mercuri detalló que “históricamente suele presentarse de forma moderada, con una menor intensidad y finaliza antes, lo que posibilita una mejora en el régimen de precipitaciones, más generalizadas, para fines de enero y durante febrero”.

 

En un contexto de toma de decisiones para la siembra de la cosecha gruesa, Mercuri destacó que “cuando hay mucha incertidumbre en el clima y vienen perspectivas deficitarias resulta clave saber la cantidad de agua disponible en el suelo y el pronóstico a corto plazo”.

 

Sequía prolongada

“Estamos viendo un cambio en las condiciones del clima y podemos estimar una ampliación de este ciclo de condición seca”, subrayó el especialista, e indicó que esta condición de déficit será “muy variable por zonas” porque, por lo general, las precipitaciones en años del fenómeno de La Niña son aisladas y muy dispares entre localidades.

 

Respecto de los últimos registros de picos de temperatura, el especialista reconoció que “incrementan la evapotranspiración y la pérdida de agua, especialmente, en la capa arable, en el horizonte superficial”, y explicó que “vino un frente que atravesó nuestra región que dejó precipitaciones”.

 

Finalmente aseguró que “desde 2003 se observa que las primaveras son deficitarias y se demora la salida del invierno”, y de allí, "esa percepción generalizada de que estamos siempre esperando las lluvias al inicio de la primavera para poder recuperar el agua almacenada en el suelo".