Muniboletin
23/09/18
La Opinión
Los muros permeables del saber

Por María Emilia Vidal 



Quiero comenzar el artículo, mencionando el rol que la Universidad tiene designado hoy en día, y podría sintetizarlo en Docencia, Investigación y Extensión.
En mi opinión, docencia e investigación, son los roles que más representan a la universidad para la sociedad. Si nos referimos a Extensión, como extensión del conocimiento hacia la sociedad, más allá del que internamente transmite; no es un rol que podamos identificar fácilmente. La extensión ha sido presentada tradicionalmente como una “donación” o transferencia de saberes, mientras que nosotros podemos hablar de articulación, producción de conocimiento conjunto y diálogo de saberes.
Un concepto clave para comprender la articulación entre universidad y territorio es el de “desarrollo territorial”. Para explicarlo, voy a retomar la perspectiva de Pablo Costamagna y Miren Larrea, quienes manifiestan que; “el desarrollo territorial es un proceso social y político complejo que tiene improntas propias según los territorios y sus características (identitarias, culturales, políticas y de otros recursos como los económicos y ambientales). La base es la construcción de capacidades para que distintos actores desarrollen un nivel elevado de organización e interacción para decidir e implementar estrategias colectivas cuya finalidad es dar respuestas al desafío del bienestar de la sociedad».
Volviendo al rol histórico de la Universidad y para entender la importancia de aferrarnos cada vez más a la denominada “extensión” entendiéndola desde el trabajo conjunto, es interesante hacer hincapié en el enfoque de Francisco Alburquerque (1), en su artículo “Los modelos de cuádruple hélice y las relaciones entre universidad y territorio”, publicado en Ciudad de Guatemala, 22 de febrero de 2014; en el que sostiene que ya no es suficiente el sector del conocimiento, la administración pública local y el sector empresarial para impulsar el desarrollo territorial. Sino que además incorpora a la sociedad civil.
El autor plantea que no es suficiente que existan universidades, empresas y administraciones locales unas al lado de otras, sino que es necesario que se involucren en acciones colectivas para el desarrollo territorial, algo que hace importante la presencia de la sociedad civil organizada.



“…el gran reto parece ser el de disponer de una cultura creativa en el territorio, lo que es bastante más complejo que poner juntas a las universidades, las empresas, las administraciones públicas locales y la sociedad local. Asimismo, vinculado con ello se encuentra también la capacidad de definir equipos de liderazgo colectivo capaces de impulsar los cambios de valores y mentalidades para facilitar la incorporación de las innovaciones sociales, institucionales, medioambientales, tecnológicas, políticas y culturales, entre otras. Por eso, las universidades situadas en los territorios, pese a ser visualizadas como un potencial de desarrollo, no suelen ser casi nunca el detonante principal del desarrollo territorial, haciendo falta una vinculación creativa e innovadora junto a los demás actores clave, en torno a una visión y proyecto colectivo consensuados.”



Para graficar lo expresado anteriormente me gustaría retomar el caso particular de la localidad santafecina de Ramona, una población agrícola-ganadera situada en el departamento Castellanos y que cuenta con una población 1.961 habitantes (según los datos del censo 2010).
La Comuna de Ramona, trabaja en su desarrollo territorial conjuntamente con PRAXIS (Instituto de Investigaciones Tecnológicas y Sociales para el Desarrollo Territorial) de la UTN Rafaela (Universidad Tecnológica Nacional). La universidad aparece en este caso a través del instituto PRAXIS en un acompañamiento, donde se realizan talleres, reuniones, charlas, para que las problemáticas y reflexiones sobre las mismas, surjan de la propia localidad. La utilización del verbo “acompañar” tiene que ver con la idea de llevar adelante un proceso de desarrollo territorial en el cual el objetivo es lograr la construcción de conocimiento colectivo, mediante el diálogo, a partir de la creatividad y la innovación para solucionar las problemáticas correspondientes e impulsar el surgimiento de potenciales oportunidades en el territorio.
Luego de realizar los primeros acercamientos entre la Comunidad de Ramona y la Universidad Tecnológica Nacional, surgió como resultado la firma de un convenio entre ambos. Aquí el proceso tuvo comienzo con la realización de una serie de talleres abiertos en los que participaron miembros de la comunidad, instituciones como la comuna local, productores agropecuarios, clubes, entre otros. El primero de ellos trabajó el concepto de “desarrollo territorial”, y el segundo se focalizó en la identificación de problemáticas propias de carácter social, político, económico, entre otras, a partir del diálogo y la reflexión en conjunto. En esta oportunidad, se sumaron a la experiencia los alumnos de la 4ta cohorte de la Maestría en Desarrollo Territorial (UTN), con roles de actores facilitadores y registro de notas en las mesas de trabajo, como parte del proceso formativo. Vale mencionar que, en algunos casos, los alumnos continuaron involucrados en el desarrollo territorial de Ramona a través de la materia Praxis II a cargo de los docentes Diego Peiretti y Eleonora Spinelli.
Una vez finalizados estos encuentros y con la información recabada, el próximo paso consistió en el establecimiento de las prioridades a atender, como punto de partida para encontrar los caminos que contribuyan a superar las dificultades y descubrir capacidades en el territorio; acciones que hoy mismo se están llevando a cabo.
A lo largo de este proceso participan las cuatro hélices descriptas por Alburquerque, donde la sociedad se involucra, al igual que las autoridades e instituciones locales y la universidad. Como integrantes de la ciudadanía deberíamos comenzar a tomar conciencia que tanto la universidad como los diferentes actores que conforman una sociedad no se encuentran (y no pueden concebirse) de manera aislada, sino en un constante intercambio con su entorno, para fortalecer relaciones, el crecimiento y el bienestar común. Entender que el valor del saber universitario es tan válido como el de otros actores, es imprescindible para consolidar lazos, construir puentes para que esta vinculación crezca en el territorio con una constante retroalimentación. Para ello es necesario entender la importancia de pensar juntos, articulados, en pos de un desarrollo territorial y en beneficio de la sociedad. Donde los conocimientos se pongan al servicio de las comunidades, y donde empresas, sociedad y administración pública, se sirvan de ellos para una mejor toma de decisiones y viceversa.



(1) España: Doctor en Ciencias Económicas por la Universidad Complutense de Madrid (España). Máster en Desarrollo de Políticas Públicas en América Latina por el Instituto Latinoamericano del Caribe de Planificación Económica y Social (ILPES -CEPAL). Licenciado en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad Complutense de Madrid.