Muniboletin
05/04/23
La Nación
No perjudiquemos a las futuras generaciones

Mantener las temperaturas en niveles que los científicos consideran seguros exige reducir las emisiones de carbono a casi cero de aquí a mediados de siglo

Los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas) han venido aumentando su producción y consumo año a año desde la Revolución Industrial, representando en la actualidad nada menos que casi el 80% de la producción mundial energética.

 

La Agencia Internacional de Energía nos alerta destacando que, si no se implementan ya distintas políticas energéticas, seguirán aumentando las emisiones contaminantes, señalando que la era de los combustibles fósiles ya debe ser parte del pasado de la humanidad. Debe iniciarse la era histórica de las “energías limpias”, es decir, sin emisiones, entre las cuales encontramos las eólica, solar, hidro y nuclear, y también nuevas formas energéticas como el hidrógeno. Este radical cambio en la matriz energética mundial exigirá que a mediados de este siglo se eliminen las emisiones energéticas contaminantes. Lograr esta meta requiere la expansión de las energías limpias, apuntando a que en la próxima década estas energías limpias representen nada menos que el 40% del total, el doble que en la actualidad.

 

Desde fines de la Segunda Guerra Mundial vienen aumentando las emisiones contaminantes, por eso los últimos años la Tierra está sufriendo cambios climáticos que amenazan cada vez más con crecientes tormentas tropicales, inundaciones, sequías, incendios, aumento del nivel del mar y deterioro de la producción de alimentos. Si no se toman medidas sin demoras será difícil adaptarse en el futuro a estos nocivos efectos. Después de más de un siglo de industrialización y deforestación a gran escala, los gases de efecto invernadero en la atmósfera se han incrementado como nunca antes en millones de años. A menos que se actúe con decisión para frenar las emisiones de estos gases, la temperatura mundial podría aumentar entre 2°C y 5°C de aquí a final de este siglo, como informó el FMI. Mantener las temperaturas en niveles que los científicos consideran seguros exige reducir las emisiones de carbono a casi cero de aquí a mediados de siglo. La mayoría de los efectos del cambio climático persistirán durante siglos, incluso si se detienen las emisiones, existen evidencias de que ya se pueden haber alcanzado niveles que darían lugar a cambios irreversibles en ecosistemas tan diversos como la selva amazónica y la tundra antártica, que pueden estar llegando a umbrales de cambio drástico debido a su calentamiento y a la pérdida de humedad. Los glaciares de montaña también están retrocediendo de manera preocupante.

 

Las emisiones netas mundiales de CO2 generadas por la actividad humana tendrían que reducirse en un 45% para 2030 con respecto a los niveles de 2010, y seguir disminuyendo hasta alcanzar el “cero " aproximadamente en 2050, pero para lograr este objetivo se requieren nuevas políticas energéticas y sistemas industriales, energéticos y de transporte. Los cambios que deben aplicarse en los próximos años son técnicamente posibles y viables desde el punto de vista económico. Tengamos presente que si no se actúa, el cambio climático supondrá un considerable costo económico y humano; aún no es tarde para cambiar el rumbo, pero queda poco tiempo. La transición hacia una economía con bajas emisiones requiere expandir las energías renovables, mejorar la eficiencia de la red de suministro eléctrico, modernizar los edificios para una mayor conservación de energía y sistemas de calefacción con eficiencia energética, acelerando la transición a una trayectoria de crecimiento con menores emisiones de carbono. Hay oportunidades de crecimiento que surgieron durante la pandemia que se relacionan con la aceleración de la transición hacia el comercio electrónico, el aumento de la digitalización de la economía y la posible innovación de nuevos servicios a distancia.

 

Es cierto que en los últimos años las energías limpias vienen creciendo más rápido que las fósiles más contaminantes, pero estas no se reducen lo suficiente. Como ya alertaba el Informe Stern, las demoras en actuar aumentarán los costos futuros para mitigar los efectos negativos del cambio climático. Una parte de la rentabilidad financiera del uso de los contaminantes combustibles fósiles se logra a expensas del clima y la atmósfera del mundo. La naturaleza hace que esa carga contaminante se desplace de manera intergeneracional, es decir que se trata de un gravoso pasivo que nuestra generación le está dejando a la próxima.

 

Recientemente, el Observatorio Meteorológico de los Estados Unidos establecido en Mauna Loa (Hawai), informaba que los gases CO2 acumulados en la atmósfera ya llegaban a 420 partes por millón (ppm). A este ritmo, en apenas 15 años cruzaríamos la barrera crítica de las 450 ppm, requerida para que la temperatura global no se incremente más de 1,5 grados centígrados sobre el nivel preindustrial.

 

El IPCC es una organización de gobiernos que son miembros de las Naciones Unidas. Cuenta actualmente con195 miembros y expertos de todo el mundo, quienes han hecho conocer su último informe sobre la situación climática mundial, en el cual expresan lo siguiente:

 

* Las actividades humanas, principalmente a través de las emisiones de gases de efecto invernadero, han causado inequívocamente el calentamiento global, con una temperatura superficial global que alcanzó 1,1°C por encima de 1850-1900 en 2011-2020. Las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero han seguido aumentando, con contribuciones históricas y continuas desiguales, derivadas del uso insostenible de la energía, el uso de la tierra y el cambio de uso de la tierra, los estilos de vida y las pautas de consumo y producción en todas las regiones, entre los países y dentro de ellos, y entre las personas.

 

* Se han producido cambios generalizados y rápidos en la atmósfera, el océano, la criósfera y la biósfera. El cambio climático causado por el hombre ya está afectando a muchos fenómenos meteorológicos y climáticos extremos en todas las regiones del mundo. Esto ha llevado a impactos adversos generalizados y pérdidas y daños relacionados con la naturaleza y las personas. Las comunidades vulnerables que históricamente han contribuido menos al cambio climático actual se ven afectadas de manera desproporcionada.

 

* Las emisiones continuas de gases de efecto invernadero conducirán a un aumento del calentamiento global, con la mejor estimación de alcanzar 1,5°C en el corto plazo en escenarios considerados y vías modeladas. Cada incremento del calentamiento global intensificará los peligros múltiples y concurrentes). Las reducciones profundas, rápidas y sostenidas de las emisiones de gases de efecto invernadero conducirían a una desaceleración perceptible del calentamiento global en aproximadamente dos décadas, y también a cambios perceptibles en la composición atmosférica en unos pocos años.

 

* La acción climática efectiva es posible gracias al compromiso político, los marcos institucionales, las leyes y las políticas. Los instrumentos regulatorios y económicos pueden apoyar reducciones profundas de emisiones y resiliencia climática si se aplican ampliamente.

 

* La transición globalmente impulsada hacia un futuro con energías limpias no será una tarea simple, pero no encararla provocará mayores costos afectando gravemente a las generaciones por venir.

 

Academia Argentina de Ciencias del Ambiente

Por Alieto Guadagni