Muniboletin
01/08/22
Ciudadinnova
¿Para qué sirve y para qué, no, una Agencia de Desarrollo Local/Regional?

O cómo impulsar con éxito una ADL/R para su territorio

 

Puede que haya a quien le parezcan obvias las respuestas a las preguntas del título de este artículo pero os aseguro que se han cometido muchos errores en ese campo y se han quedado muchas Agencias por el camino: constituídas, pero completamente inoperantes e impotentes ante el encargo que se les hizo. Os cuento por qué y ojalá sirva esto para evitar errores de futuro.

 

Por eso vamos a empezar por contestar a la pregunta…

 

¿Para qué no sirve una Agencia de Desarrollo Local/Regional (ADL/R)?

 

La respuesta a esta pregunta es tan importante como la respuesta a la pregunta de ¿Para qué sirve? y vais a ver por qué.

 

Una ADL/R no sirve para detonar el desarrollo en el territorio. Eso es: quien constituya una AD con la esperanza de que, una vez firmada el acta de constitución junto a los actores locales y nombrado un gerente, la AD va a ser capaz, por sí misma, de poner en marcha el desarrollo del territorio, se va a llevar un gran desengaño.

 

En efecto, el desarrollo de un territorio implica concertar voluntades, esfuerzos y recursos del conjunto de actores de ese territorio y, por lo tanto, es a los actores de ese territorio a quien corresponde ponerlo en marcha. Ellos deben confabularse para impulsar el desarrollo de su tierra. Ellos deben definir cuál es la apuesta singular que deciden hacer para ese territorio: sea el turismo de aventura, la mecánica de precisión, la producción de brócoli o los servicios sanitarios para mayores.

 

En consecuencia, será una vez que hayan dado esos pasos conjuntamente:

  1. decidir poner en marcha el impulso al desarrollo local,
  2. acordar en qué dirección quieren avanzar (objetivo estratégico) y
  3. acordar que todos ellos se comprometen en ese desarrollo

cuando llegue el momento de pensar en cómo articular todas las actuaciones necesarias para ese impulso al desarrollo local. Y es en ese momento cuando aparecerá la necesidad de una organización dedicada a ello: la ADL/R.

 

Puesto que cada uno de los actores locales tiene sus propios objetivos y su propia dinámica tanto de corto como de largo plazo, se necesita un nuevo actor cuyo objetivo sea impulsar el desarrollo del territorio. Ése nuevo actor es la Agencia de Desarrollo (o como se decida llamarla en cada lugar).

 

Pero es importante tomar conciencia de que esa AD aparece como resultado de una necesidad para articular un proceso de desarrollo que ha sido previamente decidido y definido por el conjunto de actores del territorio.

 

No funciona el hacer las cosas al revés; es decir, constituir una AD y esperar que las cosas se vayan produciendo a partir de ese acto de constitución.

 

La AD no sirve para alcanzar el consenso alrededor de la forma de impulsar el desarrollo del territorio.

 

Tampoco sirve para definir los objetivos estratégicos de desarrollo del territorio.

 

Y no sirve para todo eso porque todas estas funciones requieren de un liderazgo que no puede ejercer la ADL/R. Eso es, la ADL/R es un instrumento del territorio pero no tiene la capacidad de liderar a la Administración Pública, a las empresas, a las universidades y a la sociedad civil que no reponderían con convicción a su convocatoria. El liderazgo deben dárselo a la ADL/R los actores locales y se lo darán para desplegar los planes que hayan definido previamente los propios actores.

 

¿Para qué sirve?

 

¿Para qué sirve, entonces, una ADL/R?

 

Una AD que nace una vez que el territorio ha dado los 3 pasos anteriormente citados, efectuados por los actores del territorio, tendrá plena operatividad para:

 

  • impulsar el desarrollo del territorio de acuerdo con los objetivos estratégicos (de largo plazo) singulares (es decir propios y diferenciados de otros territorios) definidos por los actores locales. Eso es, los territorios que deciden impulsar su desarrollo necesitan un ente que se encargue de ello. Ese ente es la Agencia de Desarrollo.
  • coordinar los esfuerzos de los distintos actores y/o grupos de trabajo implicados en el desarrollo territorial (administraciones públicas, universidades, empresas, sociedad civil,…)
  • definir los calendarios de actuación y los presupuestos anuales que el territorio va a dedicar a su desarrollo a partir de las distintas fuentes de financiación disponibles: actores locales, administraciones regional y nacional, organismos multilaterales y otros actores implicados con el territorio.
  • buscar fuentes de financiación para los distintos proyectos a desplegar.
  • …….

¿Y qué hacemos si tenemos una ADL/R que no funciona?

 

Para los casos en que tenemos una AD que languidece sin apenas incidencia en el desarrollo del territorio, sin duda se la puede reactivar. Para ello, los actores locales deberán retomar conjuntamente los pasos 1 a 3 (utilizando, ¿por qué no?, la propia ADL/R para los aspectos operacionales). Una vez los actores hayan dado los pasos necesarios, pueden encargarle luego a la AD el impulso, la coordinación y el despliegue del modelo de desarrollo decidido. En ese momento sí va a disponer la AD de los elementos que necesita para funcionar y de la legitimidad ante los actores locales de la que, muy probablemente, no disponía con anterioridad.

 

Conclusiones

 

Una Agencia de Desarrollo es, sin duda, el instrumento adecuado para gestionar y dirigir el desarrollo de una ciudad o región siempre que el proceso que siga el territorio (es decir, el conjunto de sus actores) sea el siguiente:

 

  • decidir poner en marcha el impulso al desarrollo local,
  • acordar en qué dirección quiere avanzar ese territorio y
  • comprometer al conjunto de actores del territorio con el proyecto acordado y
  • para culminar el proceso, crear la Agencia de Desarrollo Local/Regional a la que se le encargará la gestión del proceso y la coordinación entre actores.

Cuando, al contrario, se pretende ganar tiempo empezando el proceso con la creación de la AD, se corre un altísimo riesgo de fracasar.

 

Por Alain Jordà