Muniboletin
07/04/14
El Espectador
Se requieren alcaldes más idóneos

Por Eduardo Barajas Sandoval

 

Miles de alcaldes en todo el mundo, procedentes de la clase política o de partidos de ocasión, apenas comienzan a entender la naturaleza y las relaciones enmarañadas entre los factores que animan la vida de las ciudades cuando son elegidos. Entonces se dedican a improvisar, y solo cuando están de salida han adquirido conocimiento y experiencia que ya no sirven porque el turno, con contadas excepciones, es para otro igual a ellos.

 

La sucesión de alcaldes inexpertos, por lo general políticos que encuentran refugio en las alcaldías, le ha hecho daño a muchas ciudades. Ellos creen que por tener la vocación, o al menos las ganas de gobernar, pueden hacer bien cualquier oficio público y a cualquier escala. La lista de catástrofes crece cada día. Y los que pagan el precio son los ciudadanos, que en muchos casos no caen en cuenta del error que cometen al votar por personas no aptas o no experimentadas.

 

En muchos casos los políticos utilizan su paso por la alcaldía como trampolín para escalar en la jerarquía de la política y del Estado. Y si se trata de ciudades capitales es posible que tengan la mirada puesta en la presidencia del respectivo país más que en los complicados problemas urbanos. Como no los conocen, improvisan un equipo, que no en todos los casos cuenta con personas aptas, porque uno no puede convertir a los amigos, ni a los cobradores de favores electorales, en expertos en materias especializadas que requieren idoneidad en los puestos de comando.

 

El Foro Mundial Urbano que se desarrolla esta semana en Medellín congrega justamente a expertos en asuntos urbanos de todos los continentes. Es una reunión bianual que busca el encuentro de los conocedores, los militantes y los entusiastas del mejor manejo del fenómeno más grande del mundo contemporáneo, como son las ciudades, que sumadas alojan a la mayoría de los habitantes del planeta, y que claman en todas partes por un mejor gobierno.

 

Desde la aparición de Hábitat como agencia de las Naciones Unidas, que a su vez estuvo precedida de la preocupación de unos cuantos visionarios en uno u otro rincón del mundo, son muchas las ideas que han circulado y se siguen reproduciendo en busca de mejores interpretaciones, y sobre todo de mejores respuestas, a los problemas de los asentamientos humanos. No obstante, el acopio de toda esa experiencia y esa sabiduría no encuentran fácilmente el camino de las buenas decisiones, porque quienes finalmente las toman son unos políticos que tienen otras cosas en la cabeza.

 

Sería bueno que quienes tengan el sueño de gobernar ciudades se aproximen al conocimiento de las complejidades de los asuntos urbanos y además aprovechen la oportunidad para asomarse al Foro. Porque para terminar con el carrusel de los malos gobiernos urbanos es urgente que los responsables políticos se capaciten.

 

También es urgente que los ciudadanos exijan cada vez más conocimiento, experiencia y compromiso de parte de quienes aspiren a ser alcaldes. Que dejen de pensar que cualquiera, con credenciales en otras materias, puede dirigir con idoneidad los destinos de una ciudad. Que tengan claro que si un candidato no presenta ideas claras y si no ha gerenciado nada, no conviene que llegue a capacitarse sentado en el escritorio de burgomaestre, a costa del presupuesto público y de los “derechos urbanos” de la ciudadanía. Derechos cuyo respeto marca la calidad de vida y las posibilidades cotidianas de bienestar de cada uno de nosotros.